Por Victoriia Vitsenko
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Puntos clave
- Importancia variable de la cooperación nórdica: Mientras que Suecia y Finlandia dan prioridad a la dimensión septentrional en sus políticas de seguridad, Noruega e Islandia son más comedidas, y Dinamarca la considera una prioridad menor.
- Evolución de NORDEFCO y acuerdos regionales: Después de 2014, tras la agresión de Rusia en Ucrania, NORDEFCO ha experimentado un renacimiento con una mayor colaboración y proyectos conjuntos. Se firmaron importantes acuerdos entre los países nórdicos para mejorar la cooperación militar y la planificación estratégica en tiempos de paz y en tiempos de crisis o guerra, lo que refleja la previsión de reforzar la protección regional.
- La constante influencia y amenaza de Rusia: Rusia ha sido siempre una preocupación significativa para la seguridad de los países nórdicos, especialmente Finlandia, Suecia y Noruega. El contexto geográfico e histórico, junto con las tensiones geopolíticas en el Ártico y la lucha por los recursos, ha mantenido la presencia de Rusia como eje central de las políticas de defensa en la región.
- Transformación de la política de seguridad ante la guerra de Ucrania: Se adoptaron importantes iniciativas para que la región sea sostenible e integrada de aquí a 2030, haciendo hincapié en la cooperación entre la OTAN y la UE. El planteamiento de la región en materia de seguridad ha cambiado en respuesta al aumento de las tensiones y a la necesidad de alianzas más sólidas.
- Implicaciones para la seguridad del ingreso en la OTAN de Finlandia y Suecia: Su inclusión refuerza la posición estratégica de la OTAN y repercute en la defensa regional, especialmente en lo que se refiere a lugares clave como la isla sueca de Gotland.

A pesar de la proximidad, la historia compartida y los vínculos culturales de los países del norte de Europa, así como de sus similitudes en muchas otras áreas como la política y los negocios, tradicionalmente ha habido variaciones sustanciales entre ellos en lo que se refiere a sus principios rectores en materia de política de seguridad. Dentro de la cooperación en este campo de estos países, cabe destacar dos dimensiones: la regional (los cinco países nórdicos) y la internacional (dentro de organizaciones más amplias). El indicador más definitorio ha sido siempre los diferentes modelos de pertenencia de estos Estados a organizaciones regionales como la OTAN y la UE.
Las diversas opciones iniciales de afiliación institucional y política de seguridad en los países nórdicos estuvieron determinadas por numerosos factores diferentes que abarcan desde la identidad histórica, la cultura política y la política específica de las pequeñas naciones. De este modo, los países eligieron sus propios caminos en materia de seguridad, que permanecieron inalterados durante mucho tiempo, incluso durante la Guerra Fría.
En este artículo se considerarán los orígenes de la arquitectura de seguridad en el norte de Europa y el efecto de su fragmentación sobre el estado de la seguridad en la región. Además, se analizará la evolución de la arquitectura de seguridad y su capacidad para eliminar posibles amenazas relacionadas principalmente con Rusia.
Cooperación regional en los países nórdicos: Estrategias de defensa y preocupaciones en materia de seguridad
Históricamente, estos países han concedido un grado diferente de importancia a la cooperación nórdica. Suecia y Finlandia siempre han destacado la importancia y la prioridad de la dimensión septentrional en sus políticas de seguridad. Al mismo tiempo, Noruega e Islandia se mostraron mucho más comedidas en este sentido. En cuanto a Dinamarca, suele considerar la dimensión septentrional como una prioridad de tercer orden. Importantes organizaciones regionales son el Consejo Nórdico de Ministros (creado en 1971) y el órgano parlamentario de cinco países, el Consejo Nórdico (1952). Sin duda, la organización más crucial es la Cooperación Nórdica de Defensa (NORDEFCO), creada en 2009, cuyo objetivo era reforzar las capacidades de defensa de los países miembros identificando áreas de cooperación y promoviendo soluciones efectivas.
La cooperación en el marco de NORDEFCO puede dividirse en dos periodos: antes y después de 2014. Hasta el momento del ataque de Rusia a Ucrania y la anexión de Crimea, la actividad de la organización fue bastante floja y, en general, se caracterizó a menudo por el ahorro de dinero. Curiosamente, ni siquiera el ataque de Rusia a Georgia en 2008 tuvo el efecto adecuado, y “las relaciones como de costumbre” con el país agresor se restablecieron con bastante rapidez. Fue a partir de 2014 cuando NORDEFCO experimentó una especie de renacimiento porque el cambio en el clima geopolítico redefinió los objetivos de la cooperación de esta organización. La colaboración en diversos proyectos conjuntos aumentó significativamente, por lo que cabe destacar algunos de los acontecimientos más significativos de este periodo de tiempo. En 2016, cinco países firmaron el Acuerdo de Fácil Acceso que permitía a sus fuerzas armadas utilizar mutuamente las zonas aéreas, marítimas y terrestres en tiempos de paz. En 2018, Suecia y Finlandia firmaron un memorando de cooperación militar que permite a ambos países llevar a cabo conjuntamente la planificación operativa en caso de crisis o guerra. En 2020, los ministros de Defensa de Finlandia, Suecia y Noruega firmaron una “Declaración de Intenciones para la Cooperación Operativa Reforzada”, cuyo objetivo es la sinergia operativa y la planificación conjunta en tiempos de crisis o guerra. Teniendo en cuenta la nueva situación en torno a Rusia y Ucrania, en ese momento los países nórdicos demostraron ser realmente previsores al desarrollar una herramienta estratégica de este tipo para reforzar la protección de sus territorios.

La cooperación regional en materia de seguridad se vio eclipsada en la mayoría de los casos por la existente en el seno de la OTAN y se consideró sobre todo un elemento complementario de ésta. Dinamarca y Noruega figuraban entre los países que más se apoyaban en la Alianza del Atlántico Norte, haciendo especial hincapié en las conexiones bilaterales con EEUU. En cuanto a Islandia, desde 1951, EEUU, a petición de la OTAN, se ha encargado de la defensa de este país. Sin embargo, un grave obstáculo en aquel momento era la permanencia de Suecia y Finlandia fuera de la OTAN. En general, la cooperación regional no desempeñó un papel importante durante un largo periodo debido principalmente a la fragmentación política de esta región, provocada a su vez de forma significativa por las grandes diferencias en las opciones de pertenencia a organizaciones como la OTAN y la UE. Además, se debió a la ausencia de cualquier impulso procedente del exterior que demostrara claramente la necesidad de una interacción más estrecha.
La presencia de Rusia como amenaza constante para la región nórdica
La amenaza que supone Rusia para la seguridad de los países del norte de Europa sólo alcanzó su punto álgido tras la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022, aunque, de hecho, el factor ruso siempre ha sido, en mayor o menor medida, muy alarmante y siempre ha constituido el principal reto de seguridad para los países escandinavos vecinos.
Sobre todo, ha tenido tradicionalmente una influencia especialmente fuerte en Finlandia. En primer lugar, esto se explica por la posición geográfica del país, ya que comparte con Rusia su frontera terrestre más larga, de 1.309 km. La segunda razón está relacionada con acontecimientos históricos, a saber, la ocupación de Finlandia por la URSS en el siglo anterior y, por tanto, la presencia en este país escandinavo de la sensación de una nueva amenaza constante por parte rusa. Por último, la razón más importante es la geopolítica, que en cierto modo combina las dos primeras e incluye la tensión política actual en el Ártico, la división de las zonas de influencia allí y la lucha por los recursos.

Así, la política de defensa de Finlandia siempre ha estado estrechamente relacionada con Rusia. Tras la invasión rusa de Ucrania en 2014, un elemento importante de la política de defensa de Finlandia fue la cooperación no contractual en materia de defensa, principalmente con países como Suecia, Noruega, Estados Unidos, Gran Bretaña y Estonia. Es interesante que esto sirviera en parte como sustituto de la pertenencia a la OTAN. Aunque en menor medida, debido a razones geopolíticas y geográficas, ya que los países comparten una frontera marítima, Rusia también ha causado siempre una seria preocupación similar a Suecia en relación con la tensión militar en el norte.
En cuanto a Noruega (comparte con Rusia una frontera de 196 km que se extiende casi hasta el Polo Norte), tras la anexión rusa de Crimea en 2014, el país interrumpió la cooperación militar con Rusia. Además, los contactos políticos se limitaron en gran medida o se cancelaron por completo. Por ejemplo, la primera ministra noruega, Erna Solberg, visitó Rusia y se reunió con el presidente ruso solo cinco años después, en 2019. Uno de los puntos más vulnerables para Noruega siempre ha sido Spitsbergen. La Flota del Norte, una de las cuatro flotas estratégicas de Rusia, está a tiro de piedra de la frontera noruega y ocupa un lugar central en la estrategia militar rusa. Sin embargo, al darse cuenta de la necesidad poco después, Noruega, como la mayoría de los países europeos, trató de normalizar sus relaciones con Rusia. El nuevo gobierno dirigido por Jonas Gar Støre, que llegó al poder en 2021, declaró en su plataforma que “seguiría desarrollando la cooperación bilateral con Rusia en el norte”.
La diversa cooperación de los países nórdicos con la OTAN: perspectivas históricas
Repasando el periodo que va desde la fundación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte hasta los acontecimientos de 2022, hay que señalar que las relaciones de cada uno de estos países con la Alianza fueron únicas. Tres de los cinco países nórdicos, Noruega, Dinamarca e Islandia, han sido miembros de la OTAN desde 1949, es decir, estuvieron entre los doce Estados fundadores de la Alianza.
Los países de Suecia y Finlandia, que se declararon neutrales y no alineados y mantuvieron durante mucho tiempo una posición de no adhesión a la OTAN, fueron radicalmente diferentes. Las autoridades de Suecia, un país que no ha sido parte en conflictos desde 1814, en absoluto declararon que la guerra era cosa del pasado. Cabe destacar que el ejército sueco se redujo en casi un 90% y la fuerza aérea y la marina en aproximadamente un 70%. Incluso el regimiento responsable de la defensa de la estratégicamente expuesta isla de Gotland, en el mar Báltico, fue retirado en 2004.

Al mismo tiempo, Finlandia y Suecia siempre han cooperado estrechamente con la OTAN. En los años noventa, estos dos países decidieron cambiar oficialmente sus políticas de defensa de neutrales a militarmente no alineados. Poco después, ambos se incorporaron al Programa de Asociación para la Paz de la OTAN. Fue la adhesión de Finlandia a la Asociación para la Paz en 1994 y al Consejo de Asociación Euroatlántico en 1997 lo que inició la cooperación entre ambos países y la Alianza. Como resultado de la Cumbre de la OTAN celebrada en Gales en 2014, Finlandia y Suecia, junto con otros tres países, se convirtieron en Socios de Oportunidades Mejoradas (EOP) y participaron en una serie de acuerdos de la OTAN, incluida la Fuerza de Respuesta de la OTAN. Finlandia se ha convertido en un socio con capacidades reforzadas. Siendo uno de los socios más activos de la OTAN, Finlandia participó en varias operaciones y misiones dirigidas por la Alianza (en particular, en los Balcanes, Irak y Afganistán). En 2017, Finlandia firmó con la OTAN el Acuerdo Marco Político de Cooperación en el Ámbito de la Ciberdefensa. Teniendo en cuenta el hecho de que la actividad híbrida se convirtió gradualmente en un desafío constante para la seguridad europea, es importante que ese mismo año Finlandia creara el Centro Europeo de Excelencia de Helsinki para Contrarrestar las Amenazas Híbridas. Apoyado por la OTAN y la UE, este centro constituye un verdadero incentivo para la cooperación entre estas organizaciones y está abierto a los países miembros de la Alianza. La Estocolmo oficial siguió aplicando una política de seguridad muy pragmática, acercándose lo más posible a la OTAN sin hablar de adhesión. En 2020 tuvieron lugar ejercicios entre las fuerzas especiales del ejército sueco y la unidad estadounidense.
En comparación con otros países nórdicos, la experiencia histórica de Noruega fue significativamente diferente. Durante la Segunda Guerra Mundial, Noruega adoptó una posición neutral, que en modo alguno protegió al Estado ni se convirtió en un obstáculo para la ocupación alemana del país. En vista de ello, hoy en día el país rechaza resueltamente la política de neutralidad y considera la Alianza del Atlántico Norte el aspecto más importante de su política de seguridad.
Gracias a las diferentes posiciones de todos los países nórdicos, hasta la década de 1990 se mantuvo, consciente o inconscientemente, el llamado equilibrio escandinavo. Importante para el establecimiento de este equilibrio fue la advertencia de Noruega y Dinamarca de que, a pesar de su pertenencia a la OTAN, no estaba permitido desplegar fuerzas militares extranjeras de los socios de la Alianza en sus territorios en tiempos de paz, y mucho menos armas nucleares. También cabe destacar que las fuerzas armadas de Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia contribuyeron de forma significativa a las misiones de mantenimiento de la paz de la ONU, reuniéndose con bastante frecuencia fuera del continente europeo.
Antecedentes del compromiso de los países nórdicos con la UE: La dimensión de defensa
Todos los países nórdicos, salvo Noruega e Islandia, son miembros de la Unión Europea. En 1973 Dinamarca fue el primero de estos países en incorporarse a la UE. Tras el cambio en la descripción oficial de la política de defensa, Suecia (1991) y Finlandia (1992) solicitaron su ingreso en la asociación. Ambos ingresaron juntos en la unión a raíz de la ampliación septentrional de la UE en 1995. Sin embargo, cada uno de estos tres países tiene algunas características o excepciones que los diferencian de la mayoría de los demás miembros de la UE.
Hablando de la esfera de la seguridad, Dinamarca destacaba entre sus colegas nórdicos, ya que durante los 30 años transcurridos entre 1992 y 2022 el Estado ignoró la dimensión militar de la integración al no participar en uno de los tres pilares de la UE: la Política Exterior y de Seguridad Común.

Morado: ambos, azul: Sólo de la UE,
naranja: Sólo de la OTAN.
La causa fue el rechazo del Tratado de Maastricht por una mayoría muy pequeña de la población (50,7%), en el referéndum de 1992. Por ello, en 1993, este país recibió varias cláusulas de no participación en la cooperación de la UE que se plasmaron en el Tratado de Edimburgo. Este acuerdo anunciaba que Dinamarca no participaría en el desarrollo y aplicación de las decisiones y acciones de la UE que tuvieran una finalidad de defensa. Sin embargo, al mismo tiempo, se hizo hincapié en que Dinamarca no impedirá el desarrollo de una cooperación más estrecha entre otros Estados miembros en este ámbito. Teniendo esto en cuenta, persistía una situación bastante paradójica porque Dinamarca era en realidad el único de los países del norte de Europa que era a la vez miembro de la UE y de la OTAN, el único doblemente integrado, y era el menos implicado en la UE de todos los países nórdicos.
Por el contrario, las declaraciones realizadas en 2009 por Suecia fueron muy inusuales para este Estado. El Libro Blanco sueco aprobado ese año destacaba el apoyo del gobierno a la llamada Declaración de Solidaridad presentada por el Comité de Defensa. Según esta declaración, se anunciaba que Suecia no permanecería pasiva si otro Estado miembro de la UE o un país escandinavo (es decir, Noruega o Islandia) sufría un ataque. Se hizo hincapié en que Suecia esperaría la misma actuación por parte de estos países si este país se encontrara en una situación similar. De hecho, esta declaración era muy coherente con el Tratado de Lisboa de la UE. Según el artículo 42.7, si un Estado miembro es víctima de una agresión armada en su territorio, los demás Estados miembros se comprometen a prestarle ayuda por todos los medios.
La característica de la política sueca fue que los gobiernos que llegaron al poder hicieron hincapié, en mayor o menor medida, en la UE o en la ONU como tema predominante del orden de seguridad general. Por ejemplo, de 2006 a 2014, durante el gobierno de centro-derecha, el país buscó un papel destacado en la Asociación Oriental de la UE y, en general, aumentar su papel en la UE.
El nuevo gobierno de izquierdas de 2014 redujo significativamente la importancia de la UE, y la balanza se inclinó a favor de la ONU. Durante 2017-2018, Suecia obtuvo un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU, que tanto había anhelado. Finalmente, el nuevo gobierno de derechas de 2022, que prestó más atención al papel de miembro principal de la UE, marcó un giro en la política exterior.
Noruega e Islandia son miembros del Espacio Económico Europeo. Cooperan con la UE en diversos ámbitos, sobre todo en materia de seguridad. Noruega firmó un acuerdo con la Agencia Europea de Defensa en 2006, convirtiéndose así en el primer país con el que se firmaba un acuerdo de este tipo. No obstante, para Noruega, la OTAN siempre ha seguido siendo el mejor garante de la seguridad, y se ha hecho hincapié en Estados Unidos y Gran Bretaña.
Los diferentes planteamientos de estos países respecto a la UE pueden explicarse como derivados principalmente de factores de seguridad o económicos. Por ejemplo, mientras que las principales razones de la adhesión de Finlandia a la UE estaban relacionadas principalmente con la seguridad, Suecia siguió sus intereses económicos, ya que tenía una experiencia positiva de neutralidad y no alineamiento. Desde este punto de vista, la situación de Noruega era bastante especial. Los principales argumentos en contra de la plena integración de este país en la UE eran factores económicos. Al mismo tiempo, la participación activa del país en la PCSD se debió a consideraciones de seguridad.
Transformación de la política de seguridad de los países nórdicos ante la guerra de Ucrania
La invasión rusa a gran escala de Ucrania el 24 de febrero de 2022, que provocó el estallido de la mayor guerra en el continente europeo desde la Segunda Guerra Mundial, ha cambiado finalmente, está cambiando y seguirá cambiando la política de seguridad de la gran mayoría de los países europeos.
Uno de los ejemplos más llamativos son los países del norte de Europa, algunas de cuyas decisiones han pasado a ser realmente históricas. Bautizada en Alemania como “Zeitenwende”, esta época les viene como anillo al dedo a los países nórdicos.
Durante el Consejo Nórdico de Ministros celebrado en la capital noruega el 15 de agosto de 2022, cinco países miembros acordaron una decisión bastante ambiciosa: convertir la región nórdica en la más sostenible e integrada del mundo para 2030. Los países nórdicos anunciaron que comparten el objetivo de mantener la estabilidad y reforzar la seguridad en la región. Para lograrlo, se hizo hincapié en la importancia de potenciar la cooperación multilateral en todos los formatos posibles: a nivel regional (principalmente en el marco de NORDEFCO), y a nivel europeo y euroatlántico (OTAN y UE).
En el pasado, la cooperación nórdica fue a menudo criticada por no disponer de los medios necesarios para hacer frente a las crecientes tensiones geopolíticas en la región. Después de todo, se creía que esta cooperación no disponía ni de las herramientas necesarias, ni de las estructuras institucionales suficientes, ni de la voluntad política para desarrollar una política común de seguridad y defensa nórdica. Sin embargo, últimamente se observan cambios significativos en este camino. En concreto, en agosto de 2022, los primeros ministros de los países nórdicos subrayaron la importancia de lograr sinergias en la coordinación de los planes de defensa nacionales y los de la OTAN. En noviembre, los ministros de Defensa de Finlandia, Suecia y Noruega firmaron una declaración conjunta sobre la profundización de la cooperación en materia de defensa de los países nórdicos.
Tras la invasión rusa de Ucrania, las acciones de Rusia contribuyen constantemente a aumentar la tensión en la región septentrional. Por ejemplo, en otoño de 2022, se publicaron imágenes por satélite que indicaban que Rusia había desplegado bombarderos estratégicos capaces de transportar armas nucleares cerca de la frontera con Noruega. En mayo de 2023, Rusia trasladó el número máximo (desde el 24 de febrero de 2022) de dichos bombarderos a la frontera con Noruega y Finlandia. Además, en febrero de 2023, según la inteligencia noruega, por primera vez en 30 años, Rusia introdujo buques con armas nucleares en el mar Báltico. Al mismo tiempo, es necesario que tanto Noruega como Dinamarca continúen las negociaciones con Rusia sobre las reivindicaciones territoriales en el Polo Norte y la cooperación en el mar de Barents.

El despliegue se produjo en medio del creciente nerviosismo
de los países nórdicos y bálticos ante las intenciones
de Rusia en su frontera con Ucrania © via REUTERS
Se han producido cambios drásticos e importantes en la posición de Dinamarca respecto a la PCSD de la UE. En 2022, los partidos gobernantes del país adoptaron el “Compromiso Nacional sobre la Política de Seguridad de Dinamarca”, en el que se hacía hincapié en la necesidad de introducir cambios en la arquitectura de seguridad y defensa existente en Dinamarca en vista del fortalecimiento del contexto geopolítico. En el referéndum del 1 de julio de 2022, el 66,9% de la población votó a favor de adherirse a la Política Común de Seguridad y Defensa. Tras el referéndum, el Parlamento danés en mediados de junio aprobó una ley que abría el camino a la participación de Dinamarca en la PCSD. Daba al país la posibilidad de participar en las misiones y operaciones militares de la UE. La oportunidad de unirse a la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO) y a la Agencia Europea de Defensa tiene una importancia capital y fue aprobada durante la votación del 23 de marzo de 2023. De este modo, Dinamarca podrá participar en operaciones militares conjuntas de la UE y, lo que es más importante, cooperar en el desarrollo y la adquisición de potencial militar en el marco de la asociación.
Hay otro factor que afecta a la actitud del país respecto a la seguridad, que se vio influido indirectamente por las acciones de Rusia. Las decisiones políticas de Dinamarca en materia de seguridad también se vieron impulsadas por el temor a quedarse atrás en acciones ambiciosas relacionadas con la defensa de sus vecinos, especialmente Alemania. Por lo tanto, dado el despertar general de Europa, en caso de descuidar la política de seguridad, Dinamarca podría no obtener una reputación muy positiva como Estado miembro de la OTAN. Por ello, el país decidió alcanzar el 2% en 2033. Por un lado, parecen pasos insuficientes, ya que el plazo es extremadamente lejano. Sin embargo, al mismo tiempo, incluso esto es un gran logro para Dinamarca, porque tradicionalmente la estrategia de este país siempre ha ido encaminada a preservar las garantías de seguridad de Estados Unidos y, al mismo tiempo, no gastar fondos significativos en defensa (Dinamarca nunca ha alcanzado el requisito del 2%).
La adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN: implicaciones para la arquitectura de seguridad
La invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia cambió radicalmente los planteamientos de la política exterior de Suecia y Finlandia. Ambos países reevaluaron drásticamente sus políticas de seguridad y, como resultado, se dieron cuenta de que la forma más realista y fiable de garantizar la seguridad sería una rápida adhesión a la OTAN.
Si antes Rusia era la principal razón para mantenerse al margen de la Alianza del Atlántico Norte, en 2022 se ha convertido en la principal razón del deseo de los países de unirse a ella. La neutralidad, en lugar de garantizar la seguridad, hace al país vulnerable a la agresión rusa. Esta tesis fue confirmada, en particular, por los resultados de las encuestas realizadas entre la población sueca. En 2022, los ciudadanos suecos consideran que Rusia es el reto de seguridad más importante entre las nueve amenazas propuestas (el 21% de los encuestados expresó esta opinión). Este indicador es superior al valor medio de quienes perciben a Rusia como la mayor amenaza entre todos los demás países.

En mayo de 2022, ambos países presentaron conjuntamente cartas oficiales de solicitud de adhesión a la Alianza. La cancelación de la etapa de provisión del MAP fue una decisión sin precedentes, que se hizo posible debido a la proximidad de los países a la Alianza, en particular, la pertenencia a la UE, así como unas instituciones democráticas fuertes, la transparencia de las autoridades y, por supuesto, la interoperabilidad de las fuerzas armadas y su conformidad con las normas de la OTAN. Tras la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid, el 4 de julio de 2022, Suecia y Finlandia concluyeron sus negociaciones de adhesión. El 5 de julio, todos los Estados miembros firmaron los Protocolos sobre su adhesión a la OTAN. Tras la ratificación del Protocolo por los 30 miembros de la Alianza el 4 de abril de 2023, Finlandia se convirtió en el 31º miembro de pleno derecho de la OTAN.

Sin embargo, el camino hacia el ingreso en la OTAN fue más difícil para Suecia debido al veto de Hungría y Turquía. Solo durante la cumbre de la OTAN celebrada en Vilna, el presidente turco Erdoğan anunció que aceptaba desbloquear la adhesión de Suecia a la OTAN.
Cabe señalar que, geográficamente, la protección de la OTAN es mucho más amplia de lo que podría parecer a primera vista; por ejemplo, Suecia posee territorios muy importantes en términos estratégicos. Especialmente crucial es la isla de Gotland, respecto a la cual existe incluso una expresión común que dice que quien controla esta isla controla el Mar Báltico. Esto la hace muy importante para la defensa de Lituania, Letonia y Estonia. Así, tras la adhesión de Suecia, la Alianza del Atlántico Norte abarcará plenamente toda la región del norte de Europa. Sin duda, tras la adhesión de toda la región septentrional a la OTAN, la alianza se hará mucho más fuerte. La plena adhesión aportaría a la alianza una ventaja estratégica a escala mundial.
Es imperativo reconocer la importancia de Gotemburgo, situada a lo largo de la costa occidental de Suecia. Desde el punto de vista de la seguridad marítima, no sólo es un puerto vital para Suecia, sino también para Noruega y Finlandia. Arraigado en la tradición histórica, el papel central de Noruega dentro de la OTAN confiere un peso sustancial a su influencia en el Norte. El compromiso nacional general implica una presencia sostenida en el Extremo Norte. La próxima incorporación de Finlandia y Suecia a la Alianza aumentará significativamente este esfuerzo.
Los recientes compromisos militares entre Finlandia, Suecia y la OTAN señalan un alineamiento sin precedentes con las estrategias y estándares de la Alianza. Esta sinergia se está desarrollando más rápidamente de lo que suele ser habitual entre los miembros potenciales. Una característica notable es la importante contribución que estos países han realizado a la seguridad regional sin haberse incorporado todavía formalmente a la Alianza. Desde abril de 2022, las fuerzas de la OTAN han estado estacionadas en Finlandia de forma casi continua, realizando ejercicios de defensa colectiva que garantizan una mayor presencia de la Alianza en la región. En noviembre de 2022, Finlandia, Suecia y Noruega dieron un paso más al actualizar su declaración de intenciones tripartita para reforzar la planificación operativa, especialmente en sus territorios septentrionales. Esta alineación alcanzó un nuevo punto álgido en marzo de 2023, cuando Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia anunciaron un importante acuerdo para utilizar aproximadamente 250 de sus cazas como unidades operativas conjuntas. Estas colaboraciones reflejan una relación cada vez más profunda y un compromiso con la seguridad de la región que trasciende la pertenencia formal.
La postura de los países nórdicos en la guerra de Ucrania: Ayuda militar, apoyo financiero y compromiso diplomático
Al igual que todo el Occidente colectivo, los países del norte de Europa condenaron inmediatamente con firmeza la guerra injustificada de Rusia contra Ucrania. Mantienen inquebrantable su compromiso con la independencia, la soberanía y la integridad territorial de Ucrania dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas. Todos los países nórdicos proporcionan a Ucrania una versátil ayuda política, militar, financiera y humanitaria. También han apoyado duras sanciones contra Rusia, en particular contra el sector energético del país. Según datos de la Universidad de Kiel para el periodo comprendido entre febrero de 2022 y mayo de 2023, en términos de algunos indicadores del volumen total de ayuda bilateral a Ucrania, calculado tanto en miles de millones de euros como en porcentaje del PIB, los países del norte de Europa se encuentran entre los diez primeros proveedores de ayuda a Ucrania.

Es característico que la principal ayuda de estos países recaiga en el apoyo militar. El mayor contribuyente en este ámbito es Dinamarca, cuya ayuda para 2022-2023 sólo ha aumentado gradualmente.

Por ejemplo, en mayo de 2023, el país envió el mayor paquete de ayuda militar por valor de 250 millones de dólares, destinado a ayudar a la contraofensiva de las Fuerzas Armadas. Hablando de la perspectiva a largo plazo, es importante que el país ha aumentado el fondo de ayuda militar a Ucrania calculado para el periodo 2023-2028 a 3.200 millones de dólares. Asimismo, Dinamarca ha creado un fondo de apoyo a Ucrania por valor de mil millones de euros que tiene como principal objetivo la reconstrucción de Ucrania. El apoyo de Suecia y Finlandia, que son militarmente los más poderosos de todos los países nórdicos, también es crucial. Transfieren una amplia gama de armas a Ucrania: armas antitanque, equipos de desminado, sistemas antitanque ligeros, vehículos de combate de infantería, tanques y artillería, equipos de defensa antiaérea, etc.
Noruega es uno de los principales contribuyentes al Paquete Integral de Asistencia de la OTAN para Ucrania. El país también desempeña un papel importante gracias a la creación del Programa Nansen de Apoyo a Ucrania. Como parte de este programa plurianual de apoyo a Ucrania, Noruega aportará más de 75.000 millones de coronas durante el quinquenio 2023-2027. Cabe señalar que Noruega fue uno de los primeros países en anunciar un programa de apoyo similar para Ucrania. Se trata, sobre todo, de apoyo militar, ayuda humanitaria y financiación para apoyar las infraestructuras civiles y las funciones públicas esenciales. Según la declaración del Primer Ministro noruego, Jonas Gahr Støre, se supone que en 2023 la mitad de la ayuda será en forma de apoyo militar. Además, durante la cumbre de Vilna, el primer ministro del país anunció un aumento del fondo de ayuda militar este año en 2.500 millones de coronas, es decir, que en 2023 el apoyo militar ascenderá a 10.000 millones de coronas.

Islandia, al ser un país pequeño con una población de aproximadamente 357.000 habitantes que no cuenta con importantes capacidades de defensa, también proporciona a Ucrania ayuda principalmente política, financiera y humanitaria en la guerra con Rusia. También es importante la ayuda en la restauración y modernización del sector energético ucraniano. Este país proporcionó a Kiev los equipos necesarios para restaurar el sistema eléctrico dañado por 1.500 millones de euros. En términos de ayuda financiera en porcentaje del PIB, Islandia ocupa el undécimo lugar. La presidencia islandesa del Consejo de Europa (noviembre de 2022-mayo de 2023) se centró en reforzar los principios fundamentales del Consejo -derechos humanos, democracia y Estado de derecho-, que se vieron seriamente amenazados por la guerra rusa contra Ucrania. Al término de esta presidencia, los días 16 y 17 de mayo de 2023, se celebró en Reikiavik una cumbre de jefes de Estado y de gobierno del Consejo de Europa, durante la cual se presentó el registro internacional de los daños causados a Ucrania durante la guerra.
Conclusiones
En el artículo analizamos la evolución del papel de los países nórdicos en el marco de la seguridad europea. En resumen, la invasión rusa de Ucrania se convirtió en un poderoso impulso para que los países del norte de Europa profundizaran significativamente la cooperación en el ámbito de la política de seguridad; esto se aplicó tanto a nivel regional como en el seno de la organización euroatlántica OTAN.
En última instancia, Suecia y Finlandia han forjado sus propias posiciones dentro de la amplia arquitectura de seguridad europea. Esta observación también puede aplicarse en cierta medida a Dinamarca, especialmente a la luz del creciente deseo de la Unión Europea de reivindicar un papel más destacado en los ámbitos de la seguridad y la capacidad militar.
En lo que respecta a la OTAN, los casos de Finlandia y Suecia han puesto de relieve la importancia suprema de la pertenencia a la alianza en materia de seguridad y defensa para las naciones con una influencia moderada. Al mismo tiempo, plantea interrogantes sustanciales sobre la eficacia de mantener una postura neutral. En consecuencia, ha surgido una unidad sin precedentes entre las cinco naciones nórdicas, superando la pronunciada divergencia que había caracterizado anteriormente sus relaciones.
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