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La situación en cuanto a la posición de los países asiáticos en la guerra de Rusia contra Ucrania varía desde la condena rotunda hasta la neutralidad. Según la EIU, en el último año el número de países favorables a Rusia en todo el mundo ha aumentado de 29 a 35 (lo que supone casi el 33% de la población mundial).
Algunos países que solían ser favorables a Occidente, como Turquía, han pasado a la categoría de neutrales, ya que sus gobiernos buscan beneficios económicos al relacionarse con ambos bandos en esta guerra.
Las posiciones de los países asiáticos dependen de sus intereses geopolíticos, su visión de la seguridad, tanto en el ámbito económico como político, y su proximidad geográfica a Rusia. Cuanto más cerca, más urgentes son los intereses económicos.

China
Desde el principio de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero de 2022, China ha insistido repetidamente en quién cree que es el verdadero agresor: los Estados Unidos de América. Desde el punto de vista oficial, así como desde el punto de vista de la élite china, Rusia no inició una guerra de agresión. En su lugar, utilizando el lenguaje militar ruso, los medios de comunicación estatales chinos están impulsando una narrativa de una “ofensiva defensiva” contra lo que Rusia llama “la expansión de la OTAN hacia el este”.
Las democracias del noreste asiático
Japón y Corea del Sur condenaron la invasión rusa de Ucrania. Se trataba fundamentalmente de una decisión basada en valores. Ambos países se consideran parte de una alianza mundial de fuerzas democráticas. Al mismo tiempo, la situación de seguridad en la región influye mucho en la percepción de la guerra por parte de las élites políticas y la población de ambos países. Por un lado, existe un temor común a Corea del Norte como vecino agresivo que trabaja constantemente en sus armas nucleares y ha probado repetidamente misiles balísticos. Por otro, al menos Japón, tiene conflictos territoriales con dos grandes potencias de la región, China y Rusia, que conllevan el riesgo de escalada en una situación de crisis. El ataque a Ucrania actualiza estas percepciones de amenaza. Ambos países mantienen también lazos económicos bastante intensos con Rusia. Pero a pesar de las sanciones, las importaciones de energía siguen siendo elevadas.
Vietnam
El caso de Vietnam ilustra el dilema geopolítico en el que se encuentran actualmente muchos Estados del Sudeste Asiático. Rusia no sólo es el proveedor de armas más importante de Vietnam, sino también un socio estratégico central en el desarrollo de yacimientos de petróleo y gas en el Mar de China Meridional. Mientras tanto, en su Estrategia Indo-Pacífica, la administración Biden de Washington ha consagrado a Vietnam como socio prioritario en materia de seguridad y está invirtiendo cada vez más en lazos económicos y militares, a pesar de las diferencias ideológicas. Tanto Estados Unidos como Rusia desempeñan un papel clave en la capacidad de Vietnam para contrarrestar la creciente amenaza a su seguridad procedente de Pekín. Desde el estallido de la guerra en Ucrania, a Vietnam le preocupa cada vez más que el enfoque chino del conflicto en el mar de la China Meridional, entre otras cosas, pueda centrarse aún más en las denominadas tácticas de la “zona gris”.
Tailandia y Taiwán
Los esfuerzos de las autoridades tailandesas por mantenerse neutrales quedaron vívidamente ilustrados por la silenciosa destitución del director del canal de televisión del ejército, Canal 5, que había estado presentando una posición fuertemente prorrusa y difundiendo desinformación en sus programas hasta finales de marzo, cuando una de sus emisiones fue interrumpida repentinamente y el ejército se disculpó públicamente por “problemas técnicos.” Al igual que en Myanmar, muchos miembros de la vieja élite tailandesa apoyan la guerra de agresión rusa, mientras que los activistas prodemocráticos más jóvenes han criticado duramente las políticas rusas. En Taiwán, sin embargo, la guerra contra Ucrania ha aumentado la preocupación por la posibilidad de que el Ejército Popular de Liberación chino invada la isla. A medida que el curso de la guerra en Ucrania sigue demostrando las fortalezas de una estrategia de defensa motivada y basada en la tecnología contra un agresor superior, está obligando a Taiwán a replantearse sus propios conceptos de defensa.
La respuesta de la India
El ministro indio de Asuntos Exteriores, S. Jaishankar, declaró que la postura de la India sobre la situación en Ucrania se basa en “el fin inmediato de la violencia y el cese de las hostilidades”, “la vuelta a la vía del diálogo y la diplomacia y un orden global basado en el derecho internacional, la Carta de la ONU y el respeto a la integridad territorial y la soberanía de todos los Estados”. Jaishankar afirmó que las decisiones de política exterior de India sobre estas cuestiones se tomarán de acuerdo con los intereses nacionales y guiadas por el pensamiento, las opiniones y los intereses de su país. India se ha abstenido sistemáticamente de votar las resoluciones del Consejo de Seguridad y la Asamblea General de la ONU que condenan las acciones de Moscú.
Sin embargo, la UE y Estados Unidos creen que India debería adoptar una postura más dura contra la Federación Rusa. Occidente insta a India a adoptar una postura más “de principios” contra Rusia y cambiar su posición en la ONU y otros foros multilaterales, no comprar petróleo a Rusia e incluso abstenerse de un acuerdo comercial rupia-rublo que podría eludir las sanciones o apoyar la economía rusa.
A pesar de la presión occidental y de la creciente proximidad de India a Occidente, es poco probable que cambie su respuesta a la guerra de Ucrania. Esto se debe a complejas y apremiantes razones geopolíticas, así como a los intereses nacionales en juego: el país está más vinculado a Rusia en términos de cooperación militar, tecnología y recursos energéticos.
Turquía
Cabe destacar a Turquía como un país que ha decidido adoptar una posición neutral en esta guerra. Es importante que Turquía adopte dos posturas al mismo tiempo: apoyar a Ucrania y suministrar al país ayuda militar y humanitaria para mejorar sus relaciones con Europa y aumentar así la capacidad del país para obtener el codiciado ingreso en la UE. Al mismo tiempo, guardar silencio sobre Rusia permite a Turquía no perder sus finanzas al mantener relaciones comerciales e interestatales con el país agresor.
Alina Petrosian