Por Alina Horbenko
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Puntos Clave
- La Oposición Húngara y la Influencia Rusa: La resistencia húngara a la adhesión de Ucrania a la UE subraya el impacto duradero de la influencia rusa dentro del bloque, ya que Budapest considera la adhesión de Kyiv como una amenaza para sus lazos estratégicos con Moscú.
- El Giro de Eslovaquia y la Volatilidad Política: El reciente giro de Eslovaquia hacia una postura más cauta respecto a Ucrania refleja cómo los cambios políticos internos pueden perturbar la unidad de la UE y complicar la política exterior, especialmente en Europa del Este.
- Temores Económicos y Perturbación del Mercado: La preocupación por el potencial agrícola y el abaratamiento de los productos ucranianos acentúa los temores de perturbación económica, cuestionando la capacidad de la UE para integrar a un país grande y rico en recursos sin alterar los equilibrios existentes en el mercado.
- Euroescepticismo y Desinformación: El aumento del euroescepticismo y la propaganda rusa en Hungría y Eslovaquia muestran cómo las narrativas externas pueden moldear la opinión pública, planteando desafíos a las aspiraciones de Ucrania a la UE.
- La identidad y la Unidad de la UE a Prueba: El proceso de adhesión de Ucrania desafía a la UE a definir sus valores fundamentales y adaptarse a los cambios geopolíticos, poniendo a prueba su capacidad para mantener la cohesión al tiempo que integra a un país en guerra.
- Necesidad de Replantearse la Estrategia de Ampliación: El caso de Ucrania puede obligar a la UE a desarrollar enfoques más flexibles y pragmáticos de la ampliación, equilibrando la solidaridad con las realidades de la integración de Estados devastados por la guerra.

Las negociaciones para la adhesión de Ucrania a la Unión Europea comenzaron oficialmente el 25 de junio de 2024. Aunque este hito no garantiza una rápida adhesión – el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, sugirió la adhesión para 2030 si ambas partes “hacen sus deberes” – es un éxito significativo para las aspiraciones de integración europea de Ucrania.
Ucrania y su pueblo se sienten cada vez más preparados para entrar en la UE. Sin embargo, la disposición del propio bloque sigue siendo una incógnita. Aunque la mayoría de los Estados miembros apoyan el camino de Ucrania hacia la adhesión, algunos reaccionan con cautela y otros promueven activamente el escepticismo. ¿Quiénes son los principales opositores a la adhesión de Ucrania y por qué?
Estado de la Cuestión
La adhesión de Ucrania es una cuestión políticamente delicada, cuya oposición es más evidente en la esfera política. La postura de un país sobre la adhesión de Ucrania a la UE suele estar estrechamente relacionada con su posición sobre el apoyo a Ucrania en la guerra contra Rusia. Los que abogan por aumentar la ayuda a Ucrania suelen ser los mayores partidarios de la adhesión del país a la Unión. Por otro lado, los Estados con sólidos sentimientos prorrusos (ya sea por simpatía hacia los dirigentes rusos o por los beneficios económicos del comercio con Rusia) son los que más se oponen.
Más allá de los prejuicios políticos, el futuro de la economía de la UE tras la adhesión preocupa tanto a los altos funcionarios como a la población de los Estados miembros. Surgen dudas sobre el mantenimiento de una competencia leal con la afluencia de productos ucranianos, las posibles subidas de precios y la parte del presupuesto de la UE necesaria para impulsar la economía de la Ucrania de posguerra. Así pues, la cuestión de la adhesión también se evalúa desde la perspectiva de los posibles riesgos económicos para los actuales miembros de la UE.
Hungría: el Principal Oponente
Hungría, con el primer ministro Viktor Orbán a la cabeza, se ha erigido en el principal opositor a la adhesión de Ucrania a la UE. En los últimos dos años, Orbán ha retrasado las negociaciones, paralizado las sanciones, obstruido los acuerdos de ayuda y cuestionado la capacidad de Ucrania para derrotar a Rusia. Su gira diplomática como “defensor de la paz” a Kyiv, Moscú, Pekín y Washington en julio de 2024 conmocionó tanto a la UE como a Ucrania. No es de extrañar que su salida de la sala durante la decisión de diciembre de 2023 de iniciar las negociaciones de adhesión de Ucrania fuera recibida con alivio.

El presidente ruso, Vladimir Putin, recibe en Moscú al primer ministro húngaro, Viktor Orbán, en julio de 2024. Fuente: Anadolu Ajansı
En el centro de la complicada relación de Kyiv con Budapest se encuentran los fuertes lazos de esta última con Moscú, especialmente en el sector energético. Las sanciones contra Rusia han sido un tema polémico, ya que Hungría, Eslovaquia y la República Checa solicitaron exenciones de la prohibición de importar petróleo ruso impuesta por la UE debido a su condición de países sin litoral. A diferencia de Eslovaquia y la República Checa, que redujeron su dependencia de la energía rusa, Hungría firmó nuevos acuerdos para aumentar sus suministros, convirtiéndose en el mayor comprador de energía rusa de la UE (sólo en enero de este año compró petróleo y gas por valor de 343 millones de dólares) y planificando un nuevo oleoducto a Serbia. Además, Rusia está construyendo en Hungría la central nuclear de Paks II.
Según Politico, la hostilidad de la UE hacia Budapest va en aumento debido a la amistad de Orbán con Rusia y a sus esfuerzos por levantar las sanciones. Su homólogo eslovaco, Robert Fico, está tomando una dirección similar, presionando a Bratislava para que adopte una postura más prorrusa y suspendiendo la financiación de la ayuda militar a Ucrania.
Cuando las sanciones ucranianas bloquearon el tránsito de petróleo por oleoducto de la petrolera privada rusa Lukoil a través de Ucrania hacia Hungría y Eslovaquia, ambos países apelaron a la Comisión Europea para que “resolviera el problema”. La interrupción del tránsito podría privar a los dos países de un tercio de sus importaciones de petróleo. Los intentos de Hungría y Eslovaquia de utilizar las normas de la UE para mantener el acceso al petróleo ruso irritaron a los diplomáticos de la UE, ya que otros países del bloque se han esforzado por reducir el volumen de las importaciones rusas de energía. “Muchos miembros de la UE han hecho esfuerzos costosos pero necesarios para deshacerse de su dependencia del gas y el petróleo rusos […] Principalmente porque huele a sangre”, dijo un diplomático de la UE, hablando desde el anonimato. Añadió que Hungría no sólo tiene problemas de olfato, sino también de falta de determinación para romper su dependencia.

El primer ministro húngaro, Victor Orbán, se reúne el lunes con el presidente chino, Xi Jinping, enPekín, en julio de 2024. Fuente: UNN
Así, Hungría percibe a Ucrania como una “amenaza” para las relaciones “amistosas y económicamente beneficiosas” de la primera con Rusia. Además, Budapest empezó a tener una percepción similar de Bruselas, que “no comprende la importancia de promover la paz entre Rusia y Ucrania.”
Otro tema candente en las relaciones entre Ucrania y Hungría es el trato que recibe la minoría húngara en Ucrania. El bienestar de las minorías húngaras que viven en los países vecinos de Hungría ha sido una preocupación constante de los gobiernos de Budapest. En 2010, el Parlamento húngaro aprobó una ley sobre un procedimiento simplificado para la obtención de la ciudadanía húngara para extranjeros, y el viceprimer ministro de Hungría, Semjén Zsolt, declaró posteriormente que “Hungría está desarrollando un programa demográfico unificado, que incluye la participación de las comunidades étnicas húngaras en el extranjero, con el apoyo de todas sus iniciativas pertinentes.” Apenas unas semanas después de que Rusia se anexionara Crimea en 2014, Orbán pronunció un discurso en el que pedía autonomía, derechos colectivos y doble nacionalidad para la minoría húngara, lo que las autoridades ucranianas interpretaron inmediatamente como un llamamiento al separatismo.
Las relaciones entre ambos países fueron especialmente tensas en 2017, cuando el Parlamento ucraniano, la Rada Suprema, aprobó una ley sobre educación, según la cual la lengua de enseñanza en los centros educativos debe ser la lengua estatal, es decir, el ucraniano, pero una o varias asignaturas pueden impartirse en dos o más lenguas. Hungría, por su parte, ha criticado la ley, alegando que supuestamente restringe los derechos de las minorías nacionales y es una amenaza para los derechos culturales y lingüísticos de la minoría húngara.
Desde entonces, la retórica de Budapest incluye acusaciones de persecución de la minoría húngara en Ucrania, que utiliza para justificar su falta de apoyo a la integración europea de Ucrania. Durante varios meses de 2022, Hungría amenazó constantemente con vetar el préstamo de 18.000 millones de euros que la UE tenía previsto conceder a Ucrania, pero finalmente accedió. Sin embargo, más tarde, Orbán rechazó el suministro de armas a Ucrania, negándose a permitir el tránsito de armas por territorio húngaro. En septiembre de 2023, Viktor Orbán dijo que no apoyaría a Ucrania en ninguna cuestión de asuntos internacionales “hasta que se restablezcan los derechos lingüísticos de los húngaros étnicos de allí“.
Al mismo tiempo, en diciembre de 2023, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, elogió la ley ucraniana sobre minorías nacionales, necesaria para seguir avanzando hacia la adhesión a la UE. El desacuerdo entre las opiniones de Victor y Ursula suscita la preocupación de que la cuestión de las minorías nacionales pueda ser utilizada por Hungría para impulsar una agenda divergente de la posición de la UE y de los intereses de Ucrania.
El principal oponente político de Orbán, Peter Magyar, jefe del partido húngaro Tisza, adopta un enfoque más equilibrado. El 11 de julio de 2024, llegó a Kyiv para conmemorar a las víctimas de la guerra de Rusia contra Ucrania.

Peter Magyar, líder de la oposición húngara y opositor a Viktor Orbán, llegó a Kyiv, en julio de 2024. Fuente: Euromaidan Press (Foto: página de Magyar en Facebook)
No obstante, Péter sigue siendo prudente a la hora de hacer declaraciones sobre el envío de armas. En un discurso público el 18 de junio, Magyar condenó al presidente ruso, Vladimir Putin, pero dijo que no apoyaba el despliegue de tropas húngaras en Ucrania. “Compartimos la posición del gobierno de Budapest”, dijo el político. “No enviaremos tropas ni armas a Ucrania desde Hungría. Saben lo delicada que es la situación de Hungría en esta guerra”.
Sin embargo, ¿apoya la población húngara la postura de su líder? Antes de la invasión a gran escala de febrero de 2022, sólo el 22% de los húngaros veía a Ucrania positivamente, el 46% no podía responder cómo percibía a Ucrania, mientras que el 32% respondió negativamente. Era el nivel más bajo de simpatía por Ucrania entre todos los países encuestados (Moldavia, Lituania, Polonia, Rumanía, Eslovaquia y la República Checa). La percepción positiva de Ucrania por parte de los húngaros mejoró ligeramente hasta el 24% en octubre de 2022, mientras que la percepción negativa aumentó hasta el 40%.
Es importante señalar que la percepción negativa de Hungría sobre Ucrania es paralela a las tendencias del euroescepticismo en ese país. Según una encuesta de octubre de 2022, a diferencia de otros países donde la mayoría consideraba que la guerra no había sido provocada, la sociedad húngara está dividida: aproximadamente la mitad ve la guerra como una reacción a las acciones y decisiones de Occidente, mientras que la otra mitad la considera un acontecimiento no provocado.
Según la encuesta GLOBSEC Trends 2024, realizada a mediados de febrero de este año, la mayoría de los húngaros (55%) ve a Rusia como principal culpable de la guerra, y sólo el 36% ve a Ucrania como futuro miembro de la UE, la OTAN o ambas. Además, más del 50% cree que Occidente provoca a Rusia proporcionando ayuda militar a Ucrania.
“La política actual del primer ministro húngaro es antieuropea, antiucraniana y antipolaca”, declaró el viceministro polaco de Asuntos Exteriores, Wladyslaw Teofil Bartoszewski, citado por PAP. “Realmente no entiendo por qué Hungría quiere seguir siendo miembro de organizaciones que tanto le disgustan [la UE y la OTAN] y que obviamente la maltratan. ¿Por qué no crea [Orbán] una alianza con [el dictador ruso Vladimir] Putin y algunos Estados autoritarios de este tipo?” dijo Bartoszewski.
Tal diferencia en las posturas de los países sobre la cuestión ucraniana ha puesto en entredicho la alianza a largo plazo entre Polonia y Hungría en el seno de la UE, donde han estado unidos en varios temas (en migración al oponerse a las cuotas obligatorias de la UE para el reasentamiento de refugiados, en cuestiones económicas al mostrarse escépticos ante la idea de crear un presupuesto común de la UE o emitir deuda conjunta, etc.).
Dado que Hungría ocupa actualmente la presidencia del Consejo de la Unión Europea, se teme que los procesos relacionados con la adhesión de Ucrania a la UE se estanquen cada vez más, y que se retrasen decisiones importantes, como la aprobación de nuevas ayudas o la continuación de las negociaciones de adhesión. En particular, el representante húngaro ocupa la cartera de la UE en el ámbito de la política de Vecindad y Ampliación, que es fundamental para la adhesión de cualquier país a la UE. Además, el Comisario húngaro Olivér Várhelyi ya se ha enfrentado a reiteradas críticas de funcionarios de Bruselas por la gestión de su cartera.
Eslovaquia: Entre el Amor y el Odio
En 2014, Eslovaquia condenó la agresión rusa, apoyó las sanciones antirrusas y se puso del lado de Ucrania en su lucha por la supervivencia, la libertad y la independencia nacionales. El Gobierno eslovaco subrayó constantemente su apoyo a Ucrania y se alineó con las políticas de la UE contra Rusia. Tras la invasión rusa de 2022, Eslovaquia proporcionó a Ucrania una amplia asistencia política, diplomática, militar y humanitaria.
Sin embargo, en octubre de 2023, la postura de Eslovaquia sobre la ayuda militar cambió al ganar las elecciones el partido político nacionalista y populista de izquierdas Curso para la Socialdemocracia. El recién nombrado primer ministro, Robert Fico, anunció el fin de la ayuda militar a Ucrania y rechazó nuevas sanciones antirrusas. En noviembre, Fico bloqueó el 14º paquete de ayuda militar a Ucrania, por un total de 40,3 millones de euros. Por el contrario, el ex primer ministro Eduard Heger había expresado su compromiso de mantener el apoyo militar a Ucrania, haciendo hincapié en los valores compartidos de democracia y libertad. Así pues, la política eslovaca está ahora dividida, con el primer ministro a favor de Rusia.

El primer ministro húngaro, Victor Orbán (izquierda), y el primer ministro eslovaco, Robert Fico (derecha). Fuente: Digi24 (Foto: Profimedia Images)
Fico declaró: “Ucrania no es miembro de la OTAN. Eslovaquia no tiene nada que ver con la guerra en Ucrania, y estoy enviando un mensaje muy claro a toda Eslovaquia: independientemente de quién nos pida algo, el pie de un soldado eslovaco no cruzará la frontera eslovaco-ucraniana”. Eslovaquia sigue beneficiándose del petróleo barato ruso, un punto que Fico subraya en consonancia con la postura de Orbán.
A pesar de ello, la industria de defensa eslovaca sigue cooperando con Ucrania. El ministro de Defensa, Robert Kalyniak, planea un aumento significativo de la producción de munición, con un objetivo de 200.000 proyectiles de gran calibre el año que viene, frente a los 125.000 de este año, informa Bloomberg. “Nuestra declaración política dice que no proporcionaremos ayuda militar gratuita a Ucrania porque, de este modo, apoyaremos el conflicto. Pero no limitaremos la producción de defensa cuando apoye el producto interior bruto porque, de este modo, perjudicaría los intereses de Eslovaquia”, explicó el ministro de Defensa del país.
Además, el presidente eslovaco, Peter Pellegrini, apoyó la iniciativa checa de comprar proyectiles de artillería para las Fuerzas Armadas ucranianas. Parece que, políticamente, Eslovaquia se muestra cauta y escéptica ante la guerra y la adhesión de Ucrania, mientras que, en defensa, apoya esta última.
Sin embargo, no sólo los dirigentes políticos del país expresan opiniones ambivalentes sobre Ucrania. Por un lado, según la encuesta GLOBSEC Trends 2024, el 41% de los eslovacos afirma que Rusia es la culpable de la guerra en Ucrania, mientras que la mayoría de la población afirma que Ucrania u Occidente son responsables de la agresión rusa: el 31% culpa a los países occidentales, mientras que el 20% afirma que Ucrania es culpable, por “acosar a los rusos en el este del país desde 2014”.
Los eslovacos son también los menos partidarios de la adhesión de Ucrania a la UE y a la OTAN de la región, con sólo un 30% de apoyo a la adhesión, porcentaje incluso inferior al de Hungría (36%). Más del 60% de los encuestados está de acuerdo con proporcionar ayuda militar a Ucrania. Sin embargo, el número exacto de personas está de acuerdo en que la ayuda acerca a los europeos a la guerra porque Ucrania está provocando a Rusia con ella.
La influencia de la desinformación rusa es crucial para configurar estos resultados, ya que, según el sociólogo Michal Vásčka, cerca de la mitad de los eslovacos están expuestos a narrativas engañosas. “Hoy en día, Eslovaquia es el país más prorruso de Europa Central. También es el país más pro-Putin. A pesar de la guerra en curso en Ucrania, Putin sigue siendo popular para el 25% de los eslovacos, y les gustaría tener un presidente así”, afirma el experto, que añade que Eslovaquia es actualmente el país más antioccidental.
Por otro lado, existe un fenómeno opuesto que no tiene cabida en Hungría: el activismo proucraniano. Activistas eslovacos han recaudado fondos para la iniciativa checa de comprar munición para Ucrania a pesar de la postura del Gobierno. Hasta el 19 de abril de 2024, se habían recaudado más de 2,15 millones de euros, y la recaudación de fondos estaba abierta. “Mucha gente en Eslovaquia se avergüenza de la orientación del gobierno hacia Rusia. Por eso la gente está donando”, afirmó Zuzana Izhakova, coorganizadora de la recaudación. Esto demuestra un “activo centro proucraniano” dentro de Eslovaquia, en contraste con Hungría.
Kratos, no Demos: La Oposición a Ucrania de los Políticos a Título Individual
Mientras que el público en general apoya ampliamente a Ucrania y sus ambiciones de adhesión a la UE, los políticos individuales suelen oponerse a la “cuestión ucraniana”. Éstos (que no son los dirigentes del Estado, sino más bien políticos influyentes) suelen pertenecer a la extrema derecha o simpatizar con Rusia y, con frecuencia, encarnan ambas posturas.
Tras las elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2024, el tercer grupo más grande del Parlamento Europeo, Patriotas por Europa, fue formado por conservadores y euroescépticos nacionales. Muchos de sus miembros se muestran escépticos o directamente contrarios a ayudar a Ucrania en la guerra o a apoyar su adhesión a la UE.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, inspirador ideológico de esta nueva alianza, atrajo a la Agrupación Nacional Francesa de Marine Le Pen y a varios otros partidos de toda Europa. El grupo está dirigido por Jordan Bardella, líder oficial del partido de Le Pen. El segundo día de la nueva sesión del Parlamento Europeo se sometió a votación una resolución de apoyo a Ucrania. La mayoría de los eurodiputados (495) apoyaron la resolución, pero 137 de los 720 votaron en contra y 47 se abstuvieron. Muchos de estos votos en contra procedieron del grupo Patriotas por Europa, con 84 miembros: 56 votaron en contra, 15 se abstuvieron y sólo 2 la apoyaron.
El principal objetivo de los Patriotas es reestructurar la UE con controles fronterizos más estrictos y redefinir el papel de las instituciones centrales, con la cuestión de Ucrania uniendo parcialmente a algunos miembros. La alianza no tiene una postura unificada sobre la guerra de Rusia contra Ucrania, por lo que los Patriotas por Europa no pueden clasificarse plenamente como opositores a Ucrania. Sin embargo, algunos miembros de esta formación política se distinguen por su posición contraria a los intereses de Ucrania.

Viktor Orbán, Herbert Kikl y Andrej Babis firman el manifiesto “Patriotas por Europa” en Viena el 30 de junio de 2024. Fuente: Red social X de Viktor Orbán
Además de Viktor Orbán, esto se refiere, por ejemplo, a Herbert Kieckl, jefe del Partido de la Libertad austriaco, que culpó tanto a Rusia como a la OTAN de la guerra a gran escala y consideró que la adhesión de Ucrania a la UE “destruiría nuestra agricultura” y pidió el veto a las negociaciones de adhesión. Cabe mencionar que los dirigentes y la población de Austria, aunque distan mucho de estar a la vanguardia del apoyo a Ucrania, prefiriendo apelar a la “neutralidad”, no expresan una postura negativa ante la posible adhesión de Ucrania.
La Agrupación Nacional Francesa condena oficialmente la agresión de Rusia contra Ucrania, y el líder del partido, Jordan Bardella, ha declarado que no se debe permitir que el “imperialismo ruso” devore Ucrania. No obstante, declaró en el Parlamento Europeo que la adhesión de Ucrania a la OTAN y a la UE aumentaría las tensiones con Rusia y amenazaría la sostenibilidad de la economía y la agricultura de la UE debido a los desequilibrios de la Política Agrícola Común. Marine Le Pen también se opuso a un acuerdo bilateral de garantía de seguridad entre Ucrania y Francia y criticó el camino de Ucrania hacia la OTAN y la UE.
Geert Wilders, líder del Partido Holandés por la Libertad, se opone desde hace tiempo a la adhesión de Ucrania a la UE y a la OTAN. Aunque condenó la invasión rusa, sostuvo que Occidente cometió un error al no declarar imposible la adhesión de Ucrania a la OTAN.
La “Liga” italiana del viceprimer ministro Matteo Salvini se ha opuesto repetidamente a las sanciones contra Rusia por la anexión de Crimea, e incluso llevó una camiseta con la imagen de Putin en el Parlamento Europeo. Sin embargo, la “Liga” está ahora muy por detrás de los “Hermanos de Italia” de Meloni entre la derecha italiana, y las decisiones de suministrar armas a Ucrania continúan, eludiendo los deseos de Salvini y sin afectar a la posición oficial positiva de Italia sobre la adhesión de Ucrania a la UE.
Preocupaciones de Demos
Existe una gran preocupación entre la población de a pie de la UE, que da prioridad a la seguridad, la estabilidad y la prosperidad económica. Muchos ven riesgos potenciales en estos ámbitos con la posible adhesión de Ucrania a la UE.
Seguridad y Estabilidad.
Admitir a un país en estado de guerra es delicado. Se teme la expansión de la guerra y su contagio indirecto a otros países, y Hungría y Eslovaquia citan a menudo la “posible escalada”. Los Estados miembros también tendrán que abordar cuestiones relacionadas con la guerra, como el trato a los veteranos de guerra, la propagación de armas legales e ilegales y la seguridad de las minas.
Además, la adhesión de Ucrania podría provocar una rápida migración hacia el oeste, causando potencialmente una crisis migratoria masiva, que afectaría inicialmente a los países del este pero acabaría repercutiendo en todos los Estados miembros. Esta crisis podría provocar un aumento de la agresividad y la delincuencia tanto por parte de la población local como de los recién llegados. Los países del sur de la UE, que luchan contra la afluencia de inmigrantes africanos, comprenden las dificultades de regular la migración y la asimilación. La UE podría adoptar estrategias similares a su planteamiento con Egipto, proporcionando ayuda financiera para impulsar las economías locales y reducir la migración. Otra preocupación es armonizar el Código Penal ucraniano con la legislación de la UE.
Prosperidad Económica.
Un argumento bastante común es que Ucrania, como gran granero de Europa con una población de unos 40 millones de personas, es una amenaza potencial para las economías de otros Estados miembros. En grandes cantidades, los productos agrícolas baratos y de alta calidad procedentes de Ucrania amenazan la “competencia leal” dentro del bloque, mientras que la afluencia de trabajadores inmigrantes de Ucrania afectará al número de puestos de trabajo.
Sin embargo, no hay que olvidar que en anteriores ampliaciones de la UE se produjeron problemas similares cuando el grano procedente de Polonia inundó los mercados europeos, provocando un exceso de oferta en los mercados europeos y haciendo bajar los precios. La adhesión de Grecia en 1981 y de Bulgaria en 2007 provocó el desplazamiento de un número considerable de emigrantes laborales a Estados miembros más desarrollados, como Alemania y el Reino Unido, en busca de mejores oportunidades laborales. Sin embargo, mediante la negociación y el regateo, los países del bloque lograron alcanzar acuerdos hasta cierto punto y siguen intentando mantener un equilibrio dentro de la Unión. La reconstrucción de Ucrania es otra preocupación económica: ¿quién financiará la reconstrucción y cómo se gestionarán los fondos? Los bajos índices de desarrollo económico durante e inmediatamente después de la guerra podrían suponer una pesada carga para los europeos. De hecho, según el Eurobarómetro sobre la opinión pública acerca de la guerra de Rusia contra Ucrania, el 59% de los encuestados europeos cree que la UE se enfrentará a una carga económica debido a la reconstrucción de Ucrania. En comparación, el 41% piensa que supondrá una oportunidad económica. Curiosamente, en Estonia, el 60% apoya la contribución de Estonia a la reconstrucción de Ucrania tras la guerra.

A pesar de estas preocupaciones, el 60% de los encuestados de la UE apoya la adhesión de Ucrania. Esta tendencia se mantiene en la mayoría de los Estados miembros, con una desviación significativa en Alemania. En Alemania, una escasa mayoría del 52% está en contra de la adhesión de Ucrania a la UE, mientras que una estrecha minoría del 48% está a favor. En España se observa el mayor apoyo a la ampliación del bloque: un 78%. Además, la respuesta de la UE a la invasión rusa sigue contando con un amplio apoyo: ayuda humanitaria (89%), acogida de refugiados (84%), sanciones contra Rusia (72%) y apoyo financiero a Ucrania (72%).

Conclusión
Así pues, el camino de Ucrania hacia la adhesión a la Unión Europea no es sólo un hito diplomático, sino un testimonio de la resistencia y determinación de la nación. A pesar de la vehemente oposición de Hungría y la ambivalencia de Eslovaquia, así como del recelo de algunos políticos y las preocupaciones de algunas poblaciones, el apoyo de la comunidad europea en general pone de manifiesto el reconocimiento colectivo de la contribución potencial de Ucrania a la UE. La complejidad de las alianzas geopolíticas y las preocupaciones económicas subrayan la necesidad de una diplomacia estratégica tanto dentro del bloque como entre la UE y Ucrania. A medida que avanzan las negociaciones, la UE debe afrontar estos retos con unidad y previsión, garantizando que la adhesión de Ucrania refuerce la alianza tanto política como económicamente, al tiempo que se atienden las legítimas preocupaciones de todos los Estados miembros.
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