En comentarios para The New York Times, Maksym Skrypchenko, presidente del Transatlantic Dialogue Center, destacó el enfoque estratégico de Ucrania para construir una seguridad a largo plazo: combinar el apoyo occidental con el rápido desarrollo de su industria de defensa nacional.
"Todo el modelo consiste en que recibimos contratos, acuerdos escritos, que establecen que tendremos esta cantidad de armas entregadas a Ucrania para este año, desde Estados Unidos, desde los europeos," explicó el Sr. Skrypchenko.

Subrayó que Ucrania busca no solo canalizar los fondos occidentales hacia la adquisición inmediata de armas extranjeras, sino también hacia la capacidad de producción nacional, que ha crecido significativamente durante la guerra. Esto permitiría a Ucrania fabricar misiles que algunos socios occidentales han mostrado reticencia a suministrar o han entregado con estrictas limitaciones.
Las empresas de defensa de Ucrania, como Fire Point (productora del misil Flamingo), ya están trabajando para aumentar la producción, mientras que nuevos sistemas como el misil balístico de corto alcance Sapsan han entrado en fase de fabricación. Con una inversión suficiente, Ucrania podría multiplicar por siete la producción de misiles para el otoño de 2025.
"Cuando tengamos varios cientos de misiles balísticos con un alcance capaz de golpear objetivos en Moscú, será un juego completamente diferente," dijo el Sr. Skrypchenko.
Esta visión subraya un principio central: un sólido programa de misiles ucraniano no es solo una herramienta de disuasión, sino también una piedra angular de una independencia sostenible.