La Seguridad Europea en el Umbral de una Nueva Realidad

Por Anna-Mariia Mandzii

678 KB

Puntos clave

  • El Futuro de la OTAN en una Encrucijada: La reelección de Trump amplifica las preocupaciones sobre los compromisos de seguridad de Estados Unidos, empujando a Europa a considerar una mayor independencia en defensa y reparto de cargas dentro de la OTAN.
  • Disparidades en el Gasto de Defensa: Mientras que los países del flanco oriental lideran el gasto en defensa, la resistencia pública en muchas naciones europeas obstaculiza el avance hacia presupuestos de seguridad más fuertes.
  • Modernizar la Disuasión: El paso de la OTAN de la “disuasión por represalia“ a la “disuasión por negación“ exige importantes inversiones en la preparación de las tropas y en capacidades avanzadas para hacer frente a la amenaza rusa.
  • Retos de la Autonomía Estratégica: Con el 63% de los equipos militares importados actualmente de EE.UU., la UE lanza una Estrategia Industrial de Defensa de 1.500 millones de euros para localizar la producción de armas y reducir la dependencia de los suministros estadounidenses para hacer frente a las crecientes necesidades de seguridad.
  • Debate sobre la Disuasión Nuclear: La propuesta de Francia de ampliar su paraguas nuclear a otras naciones europeas refleja la creciente incertidumbre sobre el apoyo estadounidense, aunque los obstáculos políticos y logísticos siguen siendo importantes.
  • Urgencia de Actuar: El entorno de seguridad europeo exige un coraje político inmediato, una toma de decisiones colectiva y una comunicación eficaz con los ciudadanos para hacer frente a las crecientes amenazas y a la inestabilidad geopolítica.

El compromiso de Estados Unidos con la seguridad europea ha sido un tema de actualidad durante toda la campaña para las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos, alimentando muchos debates entre responsables políticos, analistas, académicos y medios de comunicación. La reelección de Donald Trump el 5 de noviembre no ha hecho sino intensificar las conversaciones sobre el futuro compromiso de seguridad de Estados Unidos con Europa. Las principales preocupaciones se centran en el carácter controvertido de algunas de sus observaciones sobre la OTAN y sus planes para poner fin rápidamente a la guerra ruso-ucraniana. Algunas opiniones expresan preocupación por los resultados perjudiciales para Europa de las decisiones de la próxima administración. Otros anticipan que los Estados miembros europeos se beneficiarán de los futuros acontecimientos, si se unen y ponen el suficiente empeño en adaptarse a cualquier cambio en la estrategia global estadounidense. Aunque todavía no se conocen los planes reales de la próxima administración, este documento pretende evaluar las predicciones de expertos y políticos, la futura estrategia del liderazgo estadounidense en Europa y las consecuencias que determinadas decisiones pueden acarrear para la situación geopolítica y de seguridad del continente.

Décadas de dependencia de las garantías de seguridad y la presencia militar de Estados Unidos en Europa ayudaron al continente a superar la destrucción de la II Guerra Mundial centrándose principalmente en la integración económica. Sin embargo, los esfuerzos de la UE por extender la integración a la esfera política y de defensa resultaron infructuosos. La posible pérdida de soberanía en política exterior y de seguridad, muy valorada por los Estados miembros de la UE, el gasto financiero adicional y los posibles solapamientos con la OTAN se han interpuesto en el camino de la integración. Sus capacidades de defensa se han reducido aún más tras la disolución de la Unión Soviética, mostrando su disposición a integrar a Rusia en un sistema occidental a través del comercio y las relaciones económicas. Al parecer, esta estrategia no ha estado a la altura de las esperanzas depositadas en ella.

Lo que parece claro es que la administración Trump no podrá retirar a Estados Unidos de la OTAN a menos que el Senado lo apruebe. Según la Ley de Autorización de Defensa Nacional de 2024, dos tercios del Senado deben dar su consentimiento a la decisión de abandonar la OTAN. No obstante, la retórica de Trump ha ejercido una importante presión sobre los Estados miembros de la OTAN desde su primer mandato como presidente de Estados Unidos.

Gasto en Defensa

Donald Trump ha dejado clara su postura sobre el reparto de cargas dentro de la Alianza, pidiendo con frecuencia a los Estados miembros europeos que alcancen el objetivo de gasto en defensa del 2%. En febrero de 2024, incluso declaró que “animaría” a Rusia a atacar a cualquier aliado de la OTAN que considere que ha incumplido sus compromisos financieros. En este sentido, el enfoque de Trump hacia la OTAN se describe como transaccional. En particular, se espera que 23 de los 32 países gasten al menos el 2% del PIB para finales de 2024. Polonia está a la cabeza de los que cumplen con esta obligación financiera, aportando el 4,1% de su PIB a defensa. Estonia y Estados Unidos le siguen con un 3,4%. Los países del flanco oriental demuestran su prudente percepción de la amenaza militar rusa, habiendo alcanzado las directrices de la OTAN y aspirando a un mayor incremento.

Algunos sugieren que la amenaza existente de Rusia requiere que los miembros de la OTAN aumenten su gasto en defensa al 4%, lo que parece imposible para la mayoría de los aliados en los próximos años. También se especula con la posibilidad de que Trump exija a los aliados que acuerden aumentar el gasto en defensa al 3% en la cumbre de la OTAN de 2025 en los Países Bajos.

Gasto en defensa como porcentaje del PIB (%). Comunicado de prensa de la OTAN

Hace más de una década, el Secretario de Defensa estadounidense Robert M. Gates calificó a la OTAN como “una alianza de dos niveles”, dividida en aquellos dispuestos a contribuir a la seguridad transatlántica tanto financiera como militarmente y aquellos que se benefician principalmente de las garantías de seguridad y son reacios a asumir la carga de los compromisos de la alianza. Esta idea se ha visto reforzada recientemente. Algunos analistas y antiguos funcionarios de la administración Trump, entre ellos Keith Kellogg, asesor de seguridad nacional del vicepresidente Mike Pence, propusieron convertir la OTAN en una “alianza escalonada”, en la que los Estados miembros se dividirían en función de su gasto en defensa: los que cumplieran la directriz del 2% de la OTAN disfrutarían de las garantías de seguridad, mientras que el resto se vería privado de las mismas protecciones.

El aumento de los presupuestos de defensa de los miembros europeos de la OTAN depende en gran medida de la valentía política de sus dirigentes y del apoyo de la opinión pública. Este último varía en toda Europa. Mientras que la población de algunos Estados se muestra partidaria de reforzar la seguridad y la defensa de su país, como Bulgaria (casi el 60%), Suecia (55%), Albania y Noruega (en torno al 50%), la mayoría de los ciudadanos de los demás preferirían que sus gobiernos recortaran el gasto en defensa. Entre ellos están la República Checa, Eslovaquia, Italia, Luxemburgo, Estonia, Croacia, etc., donde sólo aproximadamente el 30% de la población quiere que sus países gasten más. La razón principal de estas estadísticas radica en el interés de la población por los problemas internos de sus países. Sin embargo, dada la inestabilidad del entorno geopolítico europeo, junto a la amenaza directa que supone la Federación Rusa, los gobiernos tienen que buscar formas de comunicar a la opinión pública sus preocupaciones en materia de seguridad.

Opiniones de los ciudadanos de la OTAN sobre el gasto en defensa. Consejo de Relaciones Exteriores / OTAN

Disuasión y Defensa de la OTAN

La invasión rusa a gran escala de Ucrania en 2022 ha provocado cambios fundamentales en la estrategia de defensa y disuasión de la OTAN. Desde 1991, la defensa de la OTAN se ha basado principalmente en la disuasión por represalia. Esto significa esencialmente convencer a un agresor de que la OTAN devolverá el golpe en caso de ataque. Sin embargo, el principal defecto de esta estrategia es su naturaleza de respuesta, que puede significar una pérdida inevitable de territorios. Tras la Cumbre de Madrid de 2022, un nuevo Concepto Estratégico de la OTAN ha revitalizado la disuasión por negación, respondiendo a una nueva realidad geopolítica y a las amenazas a la seguridad de la Alianza. Su principal objetivo es desplegar fuerzas suficientes para impedir que un agresor realice una invasión debido a los costes o riesgos que superan los beneficios que obtendría de tal acción. Ambas estrategias constituyeron los pilares de la disuasión de la OTAN durante la guerra fría. Esta última ha recobrado relevancia desde que la guerra ruso-ucraniana devolvió a Europa a la realidad de la guerra convencional a gran escala.

Como parte del Concepto Estratégico 2022 se ha introducido un nuevo Modelo de Respuesta de la OTAN, que incrementa el número de fuerzas de alta disponibilidad de 40.000 a 300.000 efectivos, disponibles para su despliegue en el plazo de un mes, con otros 500.000 listos para su despliegue en 6 meses. Sin embargo, la aplicación de la estrategia de “disuasión por negación” requiere un equilibrio de fuerzas convencionales con el adversario. Aunque se consiguió relativamente durante la época de la guerra fría, la situación actual demuestra que la Alianza necesita seguir aumentando sus efectivos para disuadir la amenaza rusa.

Además, los aliados europeos de la OTAN tienen que mejorar sus capacidades aéreas, terrestres, marítimas, cibernéticas y espaciales, lo que implica el despliegue de industrias de defensa, la inversión en tecnologías de vanguardia, el adiestramiento militar avanzado y el refuerzo de la interoperabilidad entre los Estados miembros.

Presencia Militar Estadounidense en Europa

Teniendo en cuenta los acontecimientos actuales, la intención de Donald Trump de reducir el compromiso de seguridad de Estados Unidos con Europa y su papel dentro de la OTAN plantea interrogantes sobre el futuro de las tropas estadounidenses estacionadas en el continente y las posibles alternativas para su presencia. En la actualidad hay aproximadamente 100.000 soldados estadounidenses destacados en Europa. En particular, en respuesta a la invasión rusa de Ucrania, el Pentágono desplegó 20.000 fuerzas adicionales en todo el continente. Una disminución drástica del apoyo estadounidense a la defensa de Europa debería animarla a asumir una mayor responsabilidad por su seguridad.

Tropas estadounidenses en Europa a partir de 2022. Axios

Algunos Estados europeos, como Alemania e Italia, se plantean reintroducir el servicio militar obligatorio. En 9 países de la UE ya existe el servicio militar para sus ciudadanos: Chipre, Grecia, Austria (país no perteneciente a la OTAN), Lituania, Letonia, Estonia, Finlandia, Suecia y Dinamarca. Este tema ha sido bastante delicado para el continente, ampliamente conocido por su sentimiento público pacifista, su compromiso con el mantenimiento de la paz y las iniciativas humanitarias, y su existencia relativamente pacífica durante las últimas décadas. Para algunos Estados, esta cuestión es aún más intrincada, ya que requerirá modificar sus constituciones. Dado el auge de los partidos políticos populistas en Europa, los parlamentos pueden enfrentarse a la falta de apoyo a este tipo de iniciativas, lo que podría convertir el restablecimiento del servicio militar obligatorio en una víctima de la contienda política.

Sin embargo, la dura realidad del actual entorno de seguridad en la región europea sugiere que la falta de personal militar cualificado amenaza con socavar la capacidad de disuasión y defensa de la OTAN.

Paraguas Nuclear

Uno de los posibles escenarios para el futuro de la OTAN propone que Estados Unidos mantenga su paraguas nuclear en Europa y deje las fuerzas convencionales a discreción de los miembros europeos de la OTAN. Aunque algunos sostienen que es improbable que Trump retire la disuasión nuclear estadounidense de Europa, ciertos líderes europeos han comenzado a iniciar algún debate sobre este asunto.

El Reino Unido y Francia son los únicos miembros europeos de la OTAN que poseen arsenales nucleares. Emmanuel Macron ha pedido que se refuerce el pilar de seguridad nuclear del continente ampliando la disuasión nuclear francesa al resto de Europa debido a las preocupaciones que suscitan los futuros compromisos de seguridad de Estados Unidos dentro de la OTAN. Mientras algunos creen que los arsenales británico y francés no son suficientes para garantizar la disuasión nuclear de la Federación Rusa, otros asumen que la disuasión nuclear no depende de las características cuantitativas de un arsenal. La enorme destrucción que puede provocar el uso de armas nucleares ya debería disuadir a un agresor de lanzar un ataque contra un país o alianza nuclear. Por eso, al considerar la implicación del Reino Unido y Francia en el paraguas nuclear europeo, el valor político y la toma de decisiones colectiva son los factores clave que determinan la capacidad de la Alianza para dar una respuesta adecuada. Pero a pesar de sus compromisos con la OTAN, mantienen el control exclusivo sobre sus armas nucleares. Por eso resulta esencial que los aliados de la OTAN sigan debatiendo y reforzando su cooperación para poder introducir cambios significativos. Igual de importante resulta la voluntad política de París y Londres de compartir la toma de decisiones nucleares.

A pesar de los esfuerzos de algunos países por plantear este tema, la mayoría de los Estados siguen confiando en el paraguas nuclear estadounidense, ya que se cree que su retirada es improbable incluso bajo la administración Trump debido a su importancia para la seguridad nacional de Estados Unidos.

La Industria de Defensa en Europa

Otro problema vital al que se ha enfrentado Europa a la luz de la guerra cerca de sus fronteras orientales es la baja eficiencia, la infrafinanciación y la vulnerabilidad general de la producción industrial de defensa europea y la dependencia de los suministros de armas estadounidenses. Por ejemplo, entre febrero de 2022 y junio de 2023, el 63% del material militar importado por los países europeos procedía de Estados Unidos.

Merece la pena mencionar que, al tiempo que se revelaba la dependencia de Europa de los suministros de armas estadounidenses, Estados Unidos se ha beneficiado significativamente de la creciente necesidad de armas en Europa y Ucrania. No sólo ha aumentado su papel global como proveedor de armas, sino que también ha reanudado el trabajo activo de sus empresas de producción de armas. Al suministrar armas a Europa, incluida Ucrania, y a otros aliados en todo el mundo, empezó a reponer sus propios arsenales con una munición más sofisticada.

En caso de que Trump esté dispuesto a recortar el apoyo estadounidense a Ucrania, algunos argumentan que Europa debería asumir el gasto financiero para comprar armas para Ucrania a EE.UU. Esto se explica principalmente por el hecho de que el PIB total de la UE y los países europeos supera el PIB de Rusia en más de cinco veces. Esto también encaja en la narrativa que Donald Trump y sus partidarios han estado aprovechando durante toda la campaña electoral presidencial, que consistía en el hecho de que Europa debería asumir la carga financiera de apoyar a Ucrania, ya que su seguridad depende en primer lugar del éxito del país. Teniendo en cuenta los intereses a largo plazo de Europa, el aumento de su producción industrial de defensa es fundamental para su autonomía en materia de seguridad con respecto a Estados Unidos.

La seguridad y la defensa comunes llevan mucho tiempo siendo ignoradas por los líderes europeos y socavadas sistemáticamente por los Estados individuales de Europa. Curiosamente, los tratados de la UE prohíben destinar sus fondos a fines militares. La urgente necesidad de suministrar munición a Ucrania llevó a los Estados de la UE a comprender que las existencias debían reponerse y que la producción debía acelerarse y aumentar de escala. Por lo tanto, en 2023, la Comisión Europea puso en marcha la Estrategia Industrial de Defensa de la UE, con la intención de proporcionar financiación a largo plazo y fomentar el desarrollo y la adquisición de proyectos de defensa en el territorio de la UE. Uno de los objetivos más importantes de la estrategia es garantizar que los países de la UE destinen al menos la mitad de sus presupuestos de adquisiciones de defensa a productos fabricados en Europa para 2030. Para empezar a aplicar la Estrategia, la Comisión Europea ha propuesto el Programa Europeo para la Industria de Defensa, en virtud del cual se destinarán 1.500 millones de euros del presupuesto de la UE a financiar proyectos de la industria de defensa entre 2025 y 2027. Aunque esto ya es un gran paso adelante, el proceso de negociación es muy prolongado, especialmente en lo que se refiere a la financiación. Esto puede afectar a cualquier iniciativa, mostrando una vez más la necesidad de cambios para responder más rápida y eficazmente a los retos actuales.

Pero, ¿están preparados los fabricantes europeos de armamento para sustituir parcialmente los suministros procedentes de Estados Unidos? Geográficamente, tres de las diez principales empresas aeroespaciales y de defensa europeas tienen su sede en el Reino Unido, tres en Francia y el resto en los Países Bajos, Alemania e Italia.

Alemania

En este sentido, cabe mencionar a Alemania. Tras la reunificación alemana, la industria de defensa del país se contrajo hasta un 60%. Sin embargo, Alemania tiene potencial para convertirse en uno de los principales proveedores de armamento de Europa. Rheinmetall y Diehl Defense son importantes contratistas alemanes que ya han ampliado considerablemente su producción debido al aumento de la demanda. A pesar de la amenaza rusa, el gobierno alemán sigue retrasando el proceso de toma de decisiones sobre la revitalización de la industria de defensa alemana, de la que depende en gran medida el futuro de la seguridad europea.

Rheinmetall, un importante fabricante alemán de armas. Deutsche Welle / Philipp Schulze

Suecia

Destacada por su neutralidad durante una década, Suecia tuvo que garantizar su propia seguridad, especialmente dada su situación geográfica. Dar prioridad a la seguridad ha creado las condiciones en las que Suecia se ha convertido en uno de los Estados líderes de Europa en tecnología militar, fabricación y poder aéreo. Y esto la convierte en un gran activo para la OTAN tras su ingreso en la Alianza en 2024. La industria de defensa sueca es una de las mayores de Europa y fabrica algunos de los tipos de armas más sofisticados. Aparte de la capacidad de Suecia para impulsar a la OTAN con su industria de defensa, la Alianza también puede beneficiarse significativamente de las capacidades tecnológicas suecas. Su alta tecnología ha disfrutado durante años de una financiación considerable y ahora puede competir a nivel mundial. Teniendo en cuenta el avance tecnológico chino, Suecia puede reforzar a la OTAN aportando sus conocimientos tecnológicos para disuadir las amenazas híbridas y cibernéticas rusas y chinas.

Conclusión

A juzgar por los hechos, es poco probable que la autonomía de seguridad europea respecto a EEUU se consiga en breve, teniendo en cuenta los compromisos de seguridad a largo plazo de EEUU con la OTAN y el retraso de Europa en áreas clave como la industria de defensa, la adecuación de los presupuestos de defensa a los retos existentes y la falta de coraje político y de concienciación pública respecto a los cambios necesarios. Sin embargo, la seguridad europea ha llegado a un punto en el que el futuro del continente depende de la voluntad política de asumir responsabilidades y hacer frente a las amenazas exteriores mientras se sortea el descontento y la inestabilidad internos. Independientemente del resultado de la guerra ruso-ucraniana, la evolución política de las últimas décadas ha demostrado que la amenaza rusa va a permanecer en Europa, mientras que otros retos adicionales se perfilan en el horizonte.

A pesar de la reorientación de Estados Unidos hacia la región Indo-Pacífica, Europa sigue siendo el aliado estadounidense clave, que apoya el orden mundial internacional liderado por Estados Unidos y, lo que es más importante, se enfrenta a los mismos adversarios dispuestos a desafiar su democracia, su economía abierta y el Estado de derecho. Aunque es probable que la administración Trump siga un enfoque transaccional hacia los aliados de Estados Unidos, Europa representa un apoyo vital para los esfuerzos de Estados Unidos por disminuir los desafíos al sistema internacional existente. Los beneficios de esta asociación deberían ser un incentivo clave para su preservación. Pero Europa tiene que trabajar para garantizar su propia seguridad.


Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista, pensamientos y opiniones expresados en los documentos publicados en este sitio pertenecen únicamente a los autores, y no necesariamente al Centro de Diálogo Transatlántico, sus comités o sus organizaciones afiliadas. Los documentos están destinados a estimular el diálogo y la discusión y no representan posiciones políticas oficiales del Centro de Diálogo Transatlántico o cualquier otra organización con la que los autores puedan estar asociados.